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La promesa de las
expectativas sin fin llevó a una joven a matricularse en
un instituto de capacitación laboral alternativo, en el
área de turismo. Ella, joven, negra, gorda, pobre, con
pocas herramientas educativas, logra aprobar el curso
además de contar con el gran aval del manejo del inglés.
Se presentó a una
convocatoria de una famosa cadena de hoteles que
solicitaba una persona para la recepción, al parecer
tenía todo para conseguirlo, hasta que el jefe de
recursos humanos la vio y dijo "mamita ¿cree
realmente que alguien como usted puede ocupar el cargo?
Busque otra cosa." Al oír esto no se sabe
exactamente por qué no podía ocuparlo. Era por ser
joven, por negra, por gorda, por pobre, o por la suma de
estas características.
Este relato posee la
virtud de ponerle rostros y gestos a la discriminación e
inequidad. Pasan años y años y las mujeres siguen siendo
lastimadas en su propia esencia. La definición de mujer
continúa resumiéndose a belleza y maternidad, la primera
cualidad continúa ligada al fenotipo occidental blanco;
la gordura dejó de ser característica de dinero y
prestancia para convertirse en reflejo de la pobreza de
grandes sectores; y ser joven hoy es habitar el mundo
desde la inestabilidad y vulnerabilidad.
Todo esto provoca heridas,
desalientos, rabia, impotencia. Las mujeres están
cansadas, los matices alegres de la vida no mitigan los
matices tristes que las impactan cotidianamente y las
sempiternas preguntas de por qué a mi, muchas veces las
llevan al aislamiento. Y sólo cabe el dolor de la
violencia experimentada.
La propuesta es no olvidar
las condiciones estructurales, ni los condicionamientos
sociales, económicos, históricos que están detrás de
ello. Porque el dolor en el corazón, la opresión en el
pecho no se llega a comprender mediante el
ensimismamiento. Como bien dice la socióloga española
María Jesús Izquierdo, se trata de "…situar la
naturaleza de los cambios que se están desencadenando en
nuestras vidas, /abuso sexual, racismo, violencia
doméstica, trata de personas, feminización de la
pobreza, explotación sexual, etc./ no como hechos
individuales o puramente sicológicos, sino como hechos
que vividos por individualidades son diversos en sus
manifestaciones, pero tienen una raíz histórica común".
No se puede obviar que en
la última década se han agudizado fuertemente las
diferencias sociales, y que esto afecta de manera
particular la vida de las mujeres. No se trata de
problemas personales, es el mayor engaño en el que se
puede caer. Desde este enfoque los resultados seguirán
siendo limitados y la frustración mayor.
El relato posee también la
virtud de hacernos pensar sobre información calificada,
razonamientos y políticas públicas en materia de
igualdad de oportunidades en nuestros países.
Afortunadamente hay normativas internacionales,
nacionales y prácticas locales que favorecen nuevas
propuestas educativas, prácticas culturales y un intento
sostenido por favorecer una sociedad más igualitaria en
que las mujeres ocupen el lugar que les corresponde.
El verdadero cambio se va
produciendo cuando se reconoce el poco control que
individualmente como mujer se puede ejercer sobre el
curso de la vida, de la propia vida. Se produce debido a
la relación que establecemos con los demás, y en un
constante ejercicio reflexivo entre mujeres, entre
mujeres y hombres. No se vale desviarse del camino, aun
hay mucho por andar. |
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